¡Ya han nacido!
En el norte de España, tenemos la suerte de albergar más de 200 ejemplares de oso pardo, una especie en peligro de extinción que vive en libertad. El Gancho ha investigado todo sobre el nacimiento de sus crías y las curiosidades más alucinantes de estos gigantes animales.
Durante esta época, los osos pardos se encuentran metidos en oseras, que son cuevas naturales (o hechas por ellos mismos), donde permanecen nada más y nada menos que hasta abril. Todo este tiempo, pueden estar sin comer, ni beber, sin hacer pipí ni caca, de hecho llegan a perder hasta el 40% de su peso y además, se pasan el día medio adormilados.
Pero lo más importante en este periodo es que las hembras dan a luz a sus crías y hasta que no salgan de las oseras, no se sabrá cuántas serán. En 2010 hubo 28 nacimientos y en 2011 fueron 57, esperemos que este año ¡sean aún más y alcancemos un récord!
Tras dos meses de embarazo, las hembras suelen tener entre 1 y 3 oseznos por parto. Nacen sin pelos, sin dientes y sin vista, y te sorprenderá saber que pesan solo unos 400 gramos, mientras que un oso adulto llega a los 200 kilos. ¡Es el animal terrestre más grande de la península!
Al mes de nacer, abren los ojos y a los dos meses, ya pueden caminar. Desde que nacen hasta que salen de las oseras, la mamá osa les protege, les proporciona el calor necesario, les hace sus propias camas con ramitas y por supuesto, les da leche materna para que ¡¡crezcan fuertes!! Cuando salen de las oseras, empiezan ¡¡su gran aventura en la vida!!
Seguirán bebiendo leche materna pero comienzan a comer hierba, frutos, carroña de otros animales, insectos y ¡¡también miel!! Durante su edad infantil, emplean la mayoría de su tiempo jugando con sus madres o con sus hermanos, trepan, corretean, chinchan a la madre, se pican unos a otros, ¡no paran de divertirse! Al año y medio de vida, la madre se separa de sus oseznos y les deja emprender su propio camino junto a sus hermanos, si los tienen, y si no, ¡solos frente al mundo!